Libertad de expresión
“La ciencia no puede funcionar sin libertad de expresión.”
(Jay Batthachyara)
La ciencia pretende acercarse a la verdad.
Pero la ciencia nunca llegará a estar en posesión de la verdad.
Pudiera parecer que el recorrido de la ciencia hacia la verdad es una asíntota: una curva que se acerca cada vez más a un eje, aunque nunca llega a tocarlo.
En realidad, ese diminuto espacio no es tan pequeño.
Cuando exploras ese aparentemente diminuto espacio, encuentras un nuevo infinito de posibilidades.
Es lo que pasó en la física: vistos los poderosos avances que emergieron en el siglo XIX, hubo quien predijo el fin de la física, afirmando: “Ya no queda nada más por descubrir. Todo lo que resta son medidas más precisas”.
Dieciocho años después, nacía la teoría cuántica, que ha abierto un campo aún inabarcable un siglo después.
Cuando creíamos que conocíamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas.
En la ciencia establecer una verdad absoluta, es un error absoluto. Y conduce al totalitarismo científico.
Es por eso que nadie, tampoco en el campo de la ciencia, puede estar en posesión absoluta de la verdad. Ya no digamos en el arte de la medicina, en las relaciones sociales, políticas o internacionales; incluso, en la educación.
Tampoco la educación puede funcionar adecuadamente sin libertad de expresión, libertad de acción y libertad de creación.