Santuario
Estábamos preparando una entrada titulada “Santuario”, pero el texto comenzó a alargarse al entrar a describir detalles…
Entonces recibimos un mensaje con el texto que reproducimos más abajo y que describe mucho mejor que nuestras palabras esta idea de que ojo de agua ha sido, de alguna manera, un “santuario” para muchas/os niñas/os y jóvenes.
Quienes conocemos, al menos en parte, la historia de la persona que nos envió el mensaje, sabemos que emboscadas tras estas escasas palabras hay enormes elipsis, detalles con importancia, vivencias profundas, emociones intensas, lágrimas, alguna alegría…
Entre palabra y palabra, si lees con atención y con el corazón -y no solo te limitas a descodificar el texto- podrías (quizá) vislumbrar una historia de sufrimiento, superación y transformación personal.
En nuestra experiencia, con no poca frecuencia, dejar que las personas, por heridas que estén, sean simplemente lo que son -sin más, y sin juicio- ha sido el hilo necesario para que puedan tejer su propia crisálida y, así, transformarse a sí mismas de gusano en mariposa.
A continuación sus palabras…
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“OJO DE AGUA
Llegar a encontrar un sitio en el mundo y poder respirar.
Recuerdo en septiembre de 2022 llegar al espacio, donde he estado hasta su cierre en junio de 2024.
Soy una persona de 17 años, que tras años no encajando en ninguna parte, llegué a este espacio por decisión de mis padres……
Recuerdo no aceptarlo al principio pues mi mente “rígida” quería seguir con lo establecido en mi cabeza que era acabar cuarto de la ESO, ya que según todos era lo que se “debía” hacer, así que yo lo quería hacer.
Llegué asustada y el primer mes, recuerdo pasar las mañanas durmiendo en el sofá de la biblioteca, hasta que me hice un poco más a la Casa, después de eso llegué a los talleres, la verdad es que no me apetecía ninguno y menos aún los que tuvieran que ver con algo “intelectual” porque cualquier aproximación a libros me aterraba, ya que pensaba en el instituto. Después de algunos intentos llegó el momento de decidir a que apuntarse, y dije: ¡Valenciano!
Así que ese fue el primer taller al que me apunté.
Recuerdo que era lo único, en ese momento, que me apetecía, después llegó el inglés y así sucesivamente.
Hice alguna amistad………. Yo que siempre he sido de pocos amigos y además autista…… Pues a veces no sé muy bien que decir……. Llegó enero y intensifiqué una amistad y ahí fue el inicio de una relación que a día de hoy perdura, ese es I.
I y yo nos conocimos haciendo teatro, en una de ésas nos tocó improvisar juntos. Al principio no le di más importancia: es un compañero con el que debes trabajar. Pero hubo acercamientos por las dos partes, después de hacer aquella improvisación.
Después llegó la hora de pedir el permiso del salón, ese espacio que este año he utilizado como nunca. Y eso me dio la libertad de entrar cuando lo necesité.
Descubrí que allí la música es muy importante y las enseñanzas artísticas cobran importancia.
Así como el RESPETO. Y sí, en mayúsculas, porque si una cosa me ha enseñado Ojo de Agua ha sido el respeto por la naturaleza y por los demás. Un espacio donde no sentirte juzgada por adultos es difícil pero aquí, sí que es posible.
Gracias a Marién y Javier por hacerlo posible.”