Su interior es otro
Es un hecho. Incontrovertible. Todos los saben:
“Si no les obligas, no aprenderán”.
Ese es el fundamento de los diez años de escolarización obligatoria.
En ojo de agua nunca sostuvimos la idea de que incorporarse al sistema educativo convencional fuera una meta. Algunos así lo han decidido. Sin embargo, no todos. Una parte de las personas que han vivido la experiencia de ojo de agua, no han seguido ese trayecto. Y, sin embargo, siguen desarrollando su camino vital sin necesidad de la validación del Estado. Son muy conscientes de lo que quieren para su vida y, cada día, se afanan en lograrlo. Para que el mundo sea diferente, tenemos que hacer las cosas de otra manera.
Estas pasadas semanas, nos llegaron estos dos mensajes de familias ex-participantes con un largo recorrido (prácticamente toda su vida escolar obligatoria) en ojo de agua que reproducimos a continuación:
“Hola Javier (…) Solamente quería compartir que A. se va a graduar en la ESO la semana que viene, que está muy contenta con la nueva experiencia, se la ha manejado con muchas paciencia y esfuerzo, ha obtenido muy buenas notas en todas las asignaturas (aunque sé que eso es secundario) y ya esta matriculada para hacer un Bachillerato de Humanidades. Puede que tengamos entre los brazos una futura abogada o traductora o lingüista (…) ”
“Hola, Marién!! B. ha acabado el curso con casi todo sobresaliente, también C. y D. han acabado bien. Ojalá esto les de un poco de luz a los profes, y vean que el sistema no es tan necesario para formar a los niños. ”
Ningún mérito en que estas personas se hayan graduado en la secundaria. La inmensísima mayoría de la población escolar lo hace.
Otra cosa es que lo hayan realizado sin haber sido forzadas ni obligadas ni motivadas a aprender nada que no hayan deseado y decidido por voluntad propia.
La parte del león de este mérito, después de la propia persona, es -sin lugar a dudas- de sus respectivas familias. La experiencia vivida por cada una de ellas en ojo de agua, al resonar con la familia, ha amplificado sus talentos y cualidades singulares.
Eso sí es una diferencia. Una diferencia abismal.
¿Por qué?
En primer lugar, porque refuta el dogma. Niños, niñas y jóvenes pueden aprender (1) y, de hecho, aprenden sin necesidad de haber forzado su voluntad ni ser persuadidos, motivados o embaucados.
En segundo lugar, porque a lo largo de esos, al menos, diez años en los que no han vivido dentro del sistema de escolarización obligatoria y en los que su voluntad y deseo de aprender no ha sido forzado ni embelecado, su libertad y su responsabilidad se han podido desarrollar hacia elevadas cotas. Años de confianza, llenos alegría y escasos de estrés. A consecuencia de esa experiencia, su interior es otro; muy distinto.
(1) Quizá el término aprender no sea el más adecuado y sí, aprender a aprobar el examen, que es lo que denotan las calificaciones académicas sensu stricto.
Ofrecemos acompañamiento y asesoría organizacional y pedagógica tanto para equipos educativos como para profesionales individuales, así como acompañamiento emocional para familias y mentorías para jóvenes.
Más información en: ojodeagua.ambiente.educativo@gmail.com
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